Las fiestas

El calendario festivo que durante el siglo XX se ha ido configurando en la villa de Montesa gira alrededor de dos tipo de celebraciones: las marcadas por el calendario litúrgico –hoguera de sant Sebastià, sant Vicent y fiestas patronales– y las que conmemoran un hecho histórico –9 de octubre, día de la conquista de València–, fecha en la que se hacen los moros y cristianos

Siguiendo el curso del año, la primera fiesta con la que nos encontramos es:

La hoguera de sant Sebastià

El erudito Pedro Sucías, escribió a principios del siglo XX: «Existe la tradicional costumbre en esta villa de la fiesta a san Sebastián, en que la víspera de este santo, sobre la acera de cada vecino, se encienden grandes hogueras de leña verde».

Foguera 2023Testimonios orales nos hablan también de la dedicación de otra hoguera a sant Antoni Abat, hipótesis muy probable dentro de una comunidad totalmente agrícola como era y es Montesa. Además, sant Antoni era titular de una capilla de la iglesia parroquial antes de la guerra.

En los años setenta, la tradición se había perdido casi por completo y tan solo los niños se atrevían a hacer alguna que otra hoguera.

En 1989, un grupo de vecinos del pueblo, posteriormente organizados en l’Associació Cultural d’Amics del Castell fra Miquel d’Aràndiga, prepararon una hoguera en la plaza de la Vila, con la idea de celebrar la fiesta del patrón de Montesa, sant Sebastià.

Desde entonces, todos los años, el sábado más próximo al día del santo –20 de enero–, se quema la ya tradicional hoguera, de la que participa gran parte del pueblo.

Las fiestas de sant Vicent

La fiesta dedicada a sant Vicent, la cual ha ido intentando arraigar durante el siglo XX, ha estado condicionada a la voluntariedad de los festeros o personas que han querido organizarla. Aunque hay algún indicio en los años veinte del siglo pasado, la fiesta, de la manera como la entendemos ahora –con baile y cabalgata, además de las celebraciones religiosas–, posiblemente se inició en los años cincuenta. Los actos organizados solían durar unos dos días, durante los cuales se hacían las celebraciones religiosas –misa y procesión–, además de la tradicional cabalgata. Otras veces se añadían una verbena, una cordà y alguna que otra traca.

La imagen del santo, cedida a la iglesia parroquial por José Mª. Domínguez Borja, solía permanecer en su casa –calle sant Vicent, núm. 24– la víspera de la fiesta y se trasladaba al día siguiente a la parroquia. Finalizada la misa, donde los niños ofrecían una especie de bizcochos, realizaban un pasacalle, acompañados por la banda de música.

Actualmente y desde 1992 en que volvió a celebrarse, se hace la víspera la procesión, y por la noche baile de disfraces. Al día siguiente se celebra la Eucaristía, y por la tarde la cabalgata.

No obstante, desde hace tiempo, es una fiesta que permanece intermitente y a merced de grupos que quieran organizarla.

Las Fiestas Patronales

Hablar de las fiestas patronales de Montesa equivale también a hacerlo de la orden de caballería del mismo nombre, puesto que los símbolos religiosos que se veneran proceden del convento que la Orden tuvo en el pueblo hasta el terremoto de 1748: la reliquia de la Santa Espina y la imagen de la Virgen, la Mare de Déu.

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Por causas desconocidas, parece ser que antes del terremoto, la villa de Montesa había proclamado patrona a la Mare de Déu que se veneraba en el altar mayor de la iglesia del castillo. Después,  se cedió la imagen a la Parroquia y se colocó en el altar mayor, documentándose la primera procesión en 1751.

Antiguamente no obstante, la fiesta mayor giraba en torno a la titular del templo parroquial, la Asunción, por lo que el 15 de agosto participaba de la procesión la comunidad monástica del castillo-convento.

Sobre la Santa Espina, el cronista Viciana escribió en 1564:

«De esta sancta y venerable reliquia de la [espina de la corona de Cristo] fuy informado por los freyles del convento y por muchos comendadoras y cavalleros de la Orden, y por muchos sacerdotes y otras personas notables […] que cada vez que aparesce algún nublado del cual se recela succeder tempestad de piedra, granizo y otros daños, los sacerdotes y freyles del convento cono mucha reverencia sacan el relicario para conjurar el mal nublado […] y el mal nublado se deshaze y esparze sin hazer daño alguno en el término de Montesa».

Después del terremoto, la reliquia se recuperó y se trasladó al nuevo convento de la Orden de Montesa en València, en el edificio de el Temple. Años después, atendiendo a una solicitud del Ayuntamiento y del clero de la Parroquia, los religiosos de la Orden regalaron al pueblo un fragmento de la reliquia, que llegó a finales de diciembre de 1785. Así, al año siguiente, empezó a hacerse la fiesta de la Santa Espina, con la procesión correspondiente por las calles de la Villa.

Después, no hubo prácticamente cambios hasta el siglo XX: el primero en 1926, cuando se incorporó el Cristo de la ermita del Calvario; y el segundo alrededor de 1961, cuando se introdujo la fiesta de la Maredeueta, una imagen de la Virgen de Montesa de proporciones pequeñas teóricamente para las niñas y niños.

Las fiestas religiosas consisten en la celebración de la Eucaristía y la procesión de la imagen correspondiente. El resto de actos se centran en las vaquillas, cohetes, baile de disfraces y otros tipos de espectáculos.

Las fiestas patronales de Montesa se celebran durante la segunda quincena de agosto, con algunos días el mes de septiembre según años.

Los Moros y cristianos

En 1982 y desde la escuela de Montesa, se organizó una entrà de moros y cristianos, de la que fueron protagonistas los niños del pueblo, con la idea de conmemorar la fiesta del 9 de octubre.

El siguiente, 1983, un grupo de jóvenes de Montesa creaban l’Associació Cultural la Fos, con la idea de promover actividades que sirvieran para recuperar la historia y la lengua de los valencianos, la cultura, las tradiciones, etc. Con estos objetivos nacía la Semana Cultural de Montesa. Así, en torno al 9 de octubre de cada año, se organizaron, por iniciativa de esta asociación, exposiciones, teatro, conferencias, concursos y actividades deportivas, nit d’albaes y entrà de moros y cristianos.

Con el paso de los años fueron creándose en el pueblo distintas comparsas, con lo que se consolidó esta fiesta, aunque, poco a poco, fueron desapareciendo de la programación aquellas actividades culturales más serias, inclusas las asociaciones La Fos y La Vila, esta última organizadora de los eventos a partir de 1986. Hoy todas las actividades las organiza la asociación de comparsas.

Actualmente los actos consisten en la organización de juegos de mesa, baile de disfraces y el más lucido de todos, l’entrà de moros y cristianos, a los cuales se añadió en 2017 el ya tradicional Concierto de Música Festera que prepara la Unió Musical de Montesa.

El calendario continúa siendo el mismo, en torno al 9 de octubre.